jueves, 24 de noviembre de 2011

Los días posteriores a un naufragio.

Luego de las grandes catástrofes de mi vida, comencé a visualizar los momentos posteriores como los que pueden vivirse durante un violento naufragio en las costas de una isla desierta.

En el caos del desastre emergen lo mejor y lo peor de las personas. Su heroísmo, su egoísmo… el dolor y el “sálvese quien pueda”.

A la mañana siguiente solo cabe enterrar a los muertos, sobreponerse al dolor y comenzar a recorrer la playa buscando todo aquello que sirva para recomenzar de inmediato la tarea de supervivencia.

Pero no todo se olvida. Los recuerdos de las actitudes personales en cada situación quedan para siempre. Las valoraciones emergentes de las actitudes sin enmascarar han dejado al descubierto lo que muchos ocultaban: su nobleza de espíritu o su indignidad más absoluta. ¿Vale el justificativo de la situación límite una vez que está fuera de control?... ya no importa. Cada quien sabe si camina por la playa junto a un inmoral asesino o espalda contra espalda con un compañero por el que daría su vida.

Las catástrofes pasan… la esencia del hombre es levantarse y caminar mientras pueda sostenerse en pie. La memoria y el conocimiento quedan. Las conveniencias circunstanciales de unos y otros son solo eso: circunstanciales. La mirada interior que se tiene del otro no cambia… un asesino por acción u omisión lo será para siempre.

No se muy bien por qué, durante estos días no puedo dejar de pensar en ello.

Luis A. Buccino

lunes, 14 de noviembre de 2011

La diferencia entre un piloto y un dirigente.

Todo lo que sucede en una pista de carreras tiene en si dos tipos de responsabilidades. Directa de los pilotos, por sus errores y aciertos, e indirecta pero mayor de los dirigentes.

Los pilotos pueden ser mejores o peores, pero como atenuante de sus errores cabe mencionarse que proceden a alta velocidad, muchas veces sin tiempo para la reflexión, y a impulso de la adrenalina y sus pasiones personales.

Un dirigente tiene a su favor, mucho tiempo para reflexionar, equipos de gente en que apoyarse, informes técnicos para evaluar múltiples aspectos de cualquier cuestión, y vinculación política con los gobiernos nacionales y provinciales de los territorios en que desarrollan su actividad. De sus decisiones depende no solo el éxito de una actividad comercial, sino la defensa de la vida y los derechos de los pilotos, auxiliares de pista y público presente. Esta responsabilidad no abarca solamente las reglamentaciones que mejoran las características técnicas de los autos, sino por sobre todas las cosas, la seguridad de los espacios físicos que involucran a un circuito y sus periferias, además de la obviedad de la pista en si misma.

Existiendo en Argentina circuitos perfectamente conocidos por sus medidas de seguridad, reconocidas y calificadas no solo a nivel nacional sino internacional, no cabe excusa alguna para aprobar con normas notablemente inferiores, a viejos circuitos conocidos como peligrosos, callejeros sacados de la galera y cualquier engendro que los pilotos saben perfectamente que no deberían utilizarse. Muchos dirigentes han sido pilotos… ¿entonces? Ni siquiera tienen la excusa de la ignorancia, saben perfectamente lo que están haciendo. Lamentablemente utilizan sus pergaminos, para avalar decisiones tomadas por razones insustentables.

Nuestro automovilismo, y especialmente el TC, tiene no solo una rica historia deportiva, sino un lamentable record de modificaciones tardías de situaciones peligrosas corregidas “Post Mortem”… a regañadientes, dejando de lado razones siempre económicas, bajo el justificativo de “tradicionales”. Carreras en ruta, acompañantes… Solo las muertes puestas a la vista han servido para cambiar rumbos.

Las medidas de seguridad de los autos han servido con sus mejoras paulatinas, para “envalentonar” dirigentes. Total… los autos son “tan” seguros, que hasta algunos piensan en volver a las rutas “de vez en cuando”… callejeros “políticamente y/o económicamente interesantes”… más de lo mismo dejado atrás por seguridad, ya que si ahora hay accidentes, los autos protegen… ¿pero saben qué? No protegen tanto como para ocultar pésimas decisiones políticas con costo mortal.

Una cosa es “hacer” todo lo mejor a conciencia y escuchando las voces de alerta desde sectores que saben de lo que hablan, y otra muy diferente es “hacer como que” se hace, mientras se desoyen las voces que justifican con argumentos su rechazo al sub-accionar dirigencial.

¿Hasta cuando “señores” dirigentes?

Norberto Fontana hay uno solo… capaz de esquivar marcha atrás en un trompo banderilleros mal ubicados, o de usar el auto como un tractor para sacar de la pista autos cruzados para salvarle la vida a un compañero… y de tantas cosas que solo un as del volante, responsable y generoso puede hacer arriba de un auto de carreras.

Pilotos experimentados, “señores”, hay muchos. Pero no son todos. Pibes hábiles, inflados por el sistema, carentes de experiencia y de la prudencia que solo da la edad… sobran.

Solo son los dirigentes los que deben y pueden dar un marco, “el mejor marco” para la actividad.

Su función, señores dirigentes, es mantener vital el negocio, pero sin que la moneda de cambio sea la vida. La prioridad es la vida, no el negocio. Si no lo entienden así, mejor dar un paso al costado para que otros con valores diferentes hagan lo que la gente quiere: Ver pilotos excelentes, en lugares excelentes, dando espectáculos excelentes… con “seguridad para todos”… pilotos, auxiliares y público.

De no ser así... Dios lo ve todo… y la gente ya no come vidrio.

Luis A. Buccino

domingo, 13 de noviembre de 2011

Otra muerte lamentable y a todas vistas prevenible.

Si se puede evitar no es un accidente.

Prevenir es no tener que curar.

La responsabilidad por omisión es tan grande como la directa.

Desde que comencé a escribir sobre in-seguridad en las pistas y las diversas causas que la generan, sentía que las cosas estaban cada vez peor. Esta sensación creciente fue dominando mis emociones respecto al automovilismo argentino, sus dirigentes “complacientes” y todo aquello que va contra mis más profundas convicciones y la esencia del deporte motor.

Esta mañana cuando en una serie del TC lo vi al “Bebu” Girolami haciendo otra de sus maniobras al límite que solo salen bien porque los demás se corren, no pude evitar pensar: acá no Bebu. Esto no perdona. Los pensamientos sombríos no me abandonaban. Luego del accidente de Canapino tenía muy claro que el autódromo no había sido “trabajado” en las áreas que realmente necesitaba. La seguridad “hacía agua” por varios lugares... que ninguna obra hídrica podría solucionar.

Ver al Sr. Aventín, Presidente de la ACTC y a los diversos funcionarios hablando loas sobre las obras y pasando por alto algo que debió haber ameritado la suspensión de la prueba, me impulsó a pensar que estaban mirando otro canal… con imágenes a medida… y que el choque con la realidad podía ser duro.

Las condiciones estaban dadas, y el choque vino. Inapelable. Doloroso, y que espero sirva como bisagra para abandonar tácticas de sistemático desprecio por la seguridad en lo que atañe a infraestructura de los circuitos. En un país como el nuestro no puede ser que no se sepa discriminar entre una vía de escape y una trampa mortal. O que no se construyan bien los pianos. O que no se penalice severamente a los imprudentes. O que los dirigentes saquen circuitos de la galera y contra reloj, para aprobarlos “cuando no queda más remedio”, bajo normas que acaban de escribir por debajo de las que internacionalmente rigen el deporte motor.

Basta de imprudentes que no frenan ante una polvareda, o que dejan el auto puesto cuando no corresponde, o que le tiran el auto encima a otros sabiendo que se correrán ante “el loco de turno”. Imprudencia que se roza con la impericia cuando alguien que no sabe como salir, se mete en situaciones en las que nunca debió entrar. Basta de prepo, basta de “el macho de la cuadra”.

Basta de autoridades que no paran una carrera con bandera de seguridad “porque falta poco… total, en una vuelta no puede pasar nada”.

El periodismo especializado, y por seguro la empresa que transmite la categoría con una tecnología que no deja ningún detalle sin filmar, aportarán material y datos como para deslindar responsabilidades de la mecánica de los hechos. Si este o el otro levantó o no, si fulano intentó ganar una posición pasando al ras de un desparramo… si menganito como de costumbre no frenó… para terminar colisionando… Esto puede servir a algunos, y eventualmente aportar pruebas como para evaluar penalizaciones… una fecha… un tirón de orejas… una multa…

Lamentablemente, en este automovilismo que penaliza “por las consecuencias”, no existe pena escrita por generar accidentes que terminan en muerte. Además, solo se penaliza a los pilotos, cuando son las autoridades de la categoría, el comisariato y las autoridades del autódromo quienes deberían ser puestos en el banquillo… y penalizados.

Basta de llamar “fatalidad” a un accidente seguido de muerte. Si se puede evitar no es un accidente. ¿Y si se pudo pero no se quiso tomar las acciones necesarias ante pruebas de la peligrosidad?

¿Qué harán las autoridades “desautorizadas” del ACA? ¿Seguirán viendo pasivamente como la ACTC dice si, a condiciones en que ellos dicen, dijeron o dirían no? ¿Si no se quedan pasivos, que pueden hacer? ¿Quién manda… es una monarquía?

¿Las autoridades nacionales y provinciales que comparten actos con el Presidente de la ACTC, no tienen nada que decir o recriminarle? ¿Si Aventín se equivocase groseramente en sus funciones presidenciales de la categoría y su error determinase una muerte, quién le reclamaría con derecho, calificación y legitimidad?

¿Los pilotos… hasta cuando seguirán haciendo dócilmente lo que les dicen? ¿Y la unión de pilotos o como fuese que la llamaban? ¿Necesitan más muertes para meterse “en serio” en un tema que conocen mejor que nadie? ¿Por qué tanta mesura al aire, y tanta bronca en el off the record? ¿Se acuerdan del famoso derecho de huelga? ¿Alguien les recordó que si las condiciones de seguridad no están dadas, pueden darse vuelta y abandonar el circuito? Si de una vez por todas lo hicieran, las cosas comenzarían a caer por su propio peso… o al menos, podrían tener absoluta tranquilidad de conciencia… porque su trabajo sobre el auto, debe ser consolidado por todo lo que pueden hacer antes de subir… por ellos mismos, por sus familias, y por la gran familia que los quiere, aprecia y sigue con pasión.

¿Qué más necesitan? Y la pregunta va dirigida… a cada una de las personas que teniendo poder de decisión o capacidad de acción, no hizo lo que pudo haber hecho para prevenir… lo que ahora solo se puede lamentar.

Luis A. Buccino

Mi pésame para la familia Falaschi.

Mis condolencias para los familiares y amigos de Guido Falaschi.

Apenas puedo expresar esto y el deseo de que no se vuelvan a repetir los mismos errores. El precio de los mismos es el más preciado bien: la vida.

Luis A. Buccino

sábado, 12 de noviembre de 2011

La Legión Argentina: Un proyecto que entusiasma con fundamentos.

Debo reconocer que mi mirada, muchas veces crítica, me dificulta entusiasmarme con proyectos cuando no los veo perfectamente sustentados. Una cosa es el entusiasmo que la simpatía dispara, y otra el análisis objetivo de las posibilidades de éxito. Hoy, luego de años, estoy frente a algo que me motiva y despierta lo que siento como bien fundadas esperanzas: La Legión Argentina SpeedAgro a bordo de las Pickup VW Amarok para el Rally Dakar Argentina-Chile-Perú 2012.

Tanto a argentinos como a extranjeros está de más contarles lo que significan para nuestro automovilismo pilotos como Norberto Fontana, Juan Manuel Silva y Emiliano Spataro. No solo campeones del deporte, sino seres humanos excelentes, con códigos de vida, garra y una entrega por el deporte que nadie puede negarles.

Oreste Berta SA… qué se puede decir que no haya sido repetido miles de veces en función de los logros tecnológico-deportivos de semejante apellido. No puedo olvidar lo que significó en mi juvenil mente de 10 años de edad el famoso Berta LR. A partir de ese momento, solo hay por mi parte un respeto incondicional por todo lo que hizo y hace el mago y su gente.

El sólido y técnicamente bien sustentado equipo conformado por Mario y Fabián Barattero, más el prestigio de Talleres Jakos, Alejandro Solga y el equipo técnico de la ACTC… una excelente base donde apoyar las Amarok.

En lo personal, esto despierta en mi algo similar a lo del equipo Argentino que corrió aquellas memorables 84 horas de Nürburgring. Carreras son carreras, el DAKAR no es un chiste, pero no me caben dudas de un papel muy decoroso para nuestra representación. Las cosas bien hechas por hombres responsables y capacitados merecen de nuestra parte… “atrevernos a soñar”.

Sería muy fácil mencionar como ejemplo solo a Los hermanos Patronelli que han dado cabales muestras de la capacidad de un pueblo para afrontar desafíos. Todos los que han recorrido la senda del DAKAR sobre diferentes vehículos han dado muestras de ello. El triunfo es el más dulce premio. Terminar, una victoria. La pelea decorosa y con la frente en alto, un orgullo para los hombres. Las caídas… siempre están. Lo importante es levantarse… y volver a empezar.

¡Fuerza Legión! Los acompañaremos desde cada espacio que nos toque, con toda el alma, el afecto y el respeto que se han ganado con trabajo, esfuerzo y códigos.

Luis A. Buccino