lunes, 30 de enero de 2012

La Verificación Técnica Vehicular Obligatoria: Cada vez más, solo un pago de peaje.

Desde que se implementó la VTV, he asistido a una evolución negativa, en realidad involución y deformación ideológica de esta verificación mecánica del estado de los autos.

Durante años llevé 4 vehículos, tres propios más el de mis padres, por lo que las 4 visitas anuales me permitían advertir los cambios progresivos. La tendencia siempre ha sido la misma: cada vez menos control, miradas más superficiales, y controles que siendo muy útiles para el dueño del vehículo, simplemente dejaron de hacerse.

Hace pocos días, para ser precisos el lunes 23 de enero, llevé mi vehículo. Hasta el año pasado, enero en medio del período de vacaciones ofrecía larguísimas colas que solo podían compensarse solicitando turno anticipadamente. Por ende, durante dos semanas intenté concretar un pedido de turno sin éxito. La página de Iveteba (VTV de mi zona de residencia) no funcionaba correctamente. Los teléfonos para pedido de turno no eran atendidos, o cuando lo eran por el contestador, nadie atendía el interno de turnos. Cansado de insistir, fui directamente y preparado para las típicas colas. La sorpresa fue inmensa. Apenas cinco o seis autos en las bocas de acceso, y un avance casi instantáneo… muy pero muy raro.

Cuando me tocó el turno, comencé a comprender. Lo describo punto a punto para mostrar cómo la revisión ya no lo es más que en apariencias y aspectos superficiales.

Medición de gases de escape. Antes era para todos los autos. Luego comenzaron a hacerlo solo con los Diesel. Hace ya un par de años, se omite por completo. Obviamente mi gasolero hace ya dos años que no ve la sonda de medición.

Control de luces y limpia-parabrisas: Esta vez solo se realizó el de luces.

Control de frenos delanteros y traseros - freno de mano: se hizo.

Control del estado de las cubiertas: no se hizo.

Control de suspensiones delanteras y traseras, control de amortiguación: Antes este proceso duraba varios minutos. Se controlaban realmente los amortiguadores mediante vibradores verticales, se “estiraban” los funcionamientos de cada tren de rodaje mediante plataformas móviles, y un mecánico “palanqueaba” los extremos de dirección y las parrillas de suspensión. Esta vez se omitió el control de amortiguadores, se omitió el palanqueo de movimientos articulados, y solo se movieron superficialmente -muy poco recorrido- los trenes con las plataformas móviles sin la presencia del mecánico debajo del auto. Esto hace que el pasaje por la zona de pruebas dure apenas un minuto, y la realidad es que no hay control alguno de la suspensión. Nadie mira nada del aspecto más crítico del auto.

Comparado esto con las épocas en que realmente se controlaban a fondo todos los puntos vitales, la conclusión es que lo de hoy no sirve para nada. Es solo un "peaje" bajo excusa de revisión con facturación real para poder “seguir participando”.

Recuerdo perfectamente cuando hace siete u ocho años bajé con un mecánico para ver un extremo algo deteriorado en el auto de mis padres y conversé con la persona. También cuando verificaba el consumo de otro vehículo diesel y podía estar seguro de los niveles de contaminación con un elemento certificado de control. Hoy eso no existe, no le importa a nadie, y lo que es peor: pagamos por algo que no recibimos.

Es hora de que recibamos aquello por lo que pagamos, y que los controles sirvan porque se hacen. La omisión de control “real” en tren delantero y trasero, amortiguación y cubiertas, es una negligencia criminal. De todos los problemas posibles en un auto, son estos los que pueden acarrear los peores accidentes.

Estoy harto de “peajes” para seguir participando. Puede que algunos respiren aliviados cuando se llevan el “aprobado sin observaciones”, cuando en realidad tienen problemas conocidos y que toleran por falta de dinero u oportunidad para solucionarlos. No es mi caso. Si pago por un servicio, quiero recibirlo, que el auto se mida y controle preventivamente, y así solucionar todo aquello que ponga mi vida y la de los demás en juego. Desde el estado, conocer estas omisiones es una negligencia criminal de los funcionarios intervinientes. De los concesionarios, además de la misma negligencia, una forma de estafa a los usuarios y al estado. Este deterioro progresivo del “servicio”, por todos conocido y aceptado, califica sobradamente como una razón para quitar concesiones, aplicar multas muy severas, y llamar para recontrolar sin cargo a todos los usuarios del último año. Puede eventualmente ser molesto para los usuarios, que podrían -acogiéndose a derecho- optar por no asistir. De hecho, muchos controlamos a fondo nuestros autos como parte de una rutina de mantenimiento. El problema es con quienes no lo hacen y creen tener autos en buen estado hasta que tienen un accidente con origen en fallas mecánicas.

Si queremos tener un país en serio, con una tasa de mortalidad más baja en el tránsito, no podemos permitir que los controles mecánicos obligatorios sean solo “peajes”.

Luis A. Buccino