Este año ha sido pródigo en polémicas alrededor de jóvenes pilotos, de los cuales el “joven o niño maravilla” Sebastián Vettel es probablemente el más destacado ejemplo… de lo bueno y no tan bueno.
Con todo lo que la genética en un cuerpo joven y absolutamente entrenado desde pequeño le puede aportar, ha mostrado desde hace varias temporadas capacidad para hacer casi siempre lo que quiere y le permite el auto… el problema es que lo que ha querido, a veces lo ha llevado a actitudes poco deportivas, errores, excesos y a perjudicarse a si mismo, a su compañero, y obviamente al equipo.
Sin embargo, es absolutamente clara la preferencia del RBR por este joven sobre su adulto y asentado compañero. Si se construye un auto nuevo es para el, si hay una nueva pieza única y mejor, también… y si se puede tomar cualquier actitud estratégica que lo beneficie aunque sea en una mínima medida, se toma sin dudarlo.
Estos últimos días, mientras se expresaba públicamente que el equipo no tiene una política de preferencias y que por ende no habría órdenes, en realidad se estaba poniendo sobre la mesa ante los ojos de quien quiera leerlo, un título en negritas: “Vettel ha sido, es y seguirá siendo el número uno y preferido en el equipo”.
En la máxima como en la vida, hay cláusulas escritas y otras de tácito compromiso. Es claro que Webber está luchando por exprimir al máximo lo que implica tener un auto en pie de igualdad técnica (a veces) con su compañero, mientras Vettel cuenta con la clara preferencia de los patrones. Si las posiciones estuviesen invertidas, hace rato que RBR habría ordenado interna y silenciosamente las cosas. Pero, carreras son carreras.
De cualquier manera, se puede prever un escenario posible de mantenerse este estado de cosas: la simple preferencia y ausencia de órdenes de equipo hasta probablemente la última vuelta de la última carrera.
De no mediar problemas mecánicos y mantenerse el nivel de los autos en este estado, lo más probable es que lleguemos a la última vuelta con Vettel a la cabeza con un empate en puntos entre los dos pilotos de RBR… y Alonso con su Ferrari detrás, probablemente obteniendo la corona.
La única duda es si faltando metros para la meta, y con las cartas echadas, el ego dejará lugar a la lógica de equipos, o si primarán otras razones para no articular una estrategia que le quite a Alonso la corona.
Razones… económicas, publicitarias, contractuales… ¿cuales?
En el fondo de una u otra manera todos nos preguntamos las razones ocultas tras los hechos fríos y narrados en el diario del lunes.
Recuerdo una frase muy repetida en el ámbito publicitario, y obviamente conocida por cualquier “Sponsor” mientras aporta dinero para obtener publicidad: “No importa lo que digan, lo importante es que hablen”. Tal vez por ese camino encontremos algunas respuestas...
En ese conglomerado de recuerdos que conforman nuestra memoria, seguramente recordaré esta temporada 2010 por varios temas. La superioridad Newey – RBR, que habría puesto a cualquier piloto de primer nivel en la cima, simultáneamente con la superlativa performance personal de Fernando Alonso luchando con los problemas que sufrió Ferrari. Dentro del grupo de jóvenes agresivos, Hamilton sigue demostrando espectacularidad y manteniendo típicos errores, sin demostrar haber madurado del todo todavía (cometiendo también violaciones graves a las normas en autos de calle).
Me queda solo una reflexión y conclusión personal volviendo al tema de los “jóvenes maravilla” cuando manejan los autos más rápidos: A los veinte años, cuentan con una falta de experiencia y madurez que los hace cometer errores. A los veinticuatro o veinticinco, seguramente están a “su” nivel máximo, definidos ya con sus virtudes, falencias y perfil psicológico.
Haciendo un paralelo con la conocida canción de Arjona, la “experiencia y juventud” de las señoras de las cuatro décadas, anda en el automovilismo por algún lugar entre las dos y las tres. Antes, se está condenado a la inmadurez, después al lento y progresivo deterioro por el paso de los años.
El mantenerse luego con mucho esfuerzo en un nivel TOP, requiere un cóctel para supervivientes: cualidades innatas, entrenamiento, voluntad, esfuerzo… y madurez psicológica. Esto último, para mi lo más valioso en todos los órdenes de la vida, arriba o debajo de un auto, de carrera o de calle.
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