martes, 10 de abril de 2012

Callejero en CABA: Magno marco para magra competencia.

Como opositor por principios a la realización de callejeros en el medio de una gran Urbe como Buenos Aires, dejé pasar más de una semana para enfriar ideas y filtrar mis conclusiones. A pesar de ello, mi balance es negativo.

Como apasionado del automovilismo, lo que espero de este deporte es una buena carrera, actitudes deportivas, seguridad del público y por supuesto de los auxiliares de pista y pilotos. La buena carrera no estuvo en mi opinión, y la responsabilidad es del escenario. A partir de allí puedo analizar el conjunto.

En una carrera normal, se tiene acceso a la pista para pruebas libres, clasificaciones en tiempo y forma, y carreras plenas de todas las categorías participantes de la fecha. Teloneras, categorías promocionales o sub-divisiones menores. El pandemonio en que se convirtió a la ciudad por varias semanas, y sobre todo en lo inmediato anterior a la carrera, fue comprimiendo los tiempos y restando espectáculo real respecto a lo que los aficionados estamos acostumbrados a recibir en un fin de semana “normal” en un autódromo. Primera conclusión negativa: no se puede comprimir la actividad tanto, pues se restan horas de pruebas y competencia, es decir, de aquello que debe ser el centro del fin de semana deportivo.

El “Gran Marco” tan mentado, un inmenso capricho político, solo permitía apreciar la carrera por televisión. La distribución, extensión y configuración del circuito, no permitían ver al visitante “de a pie” más allá de una vista parcial. Los lugares más atractivos estaban “copados” por grupos que con mala cara y poniendo el cuerpo impedían cualquier tipo de acercamiento a las primeras filas. ERGO: desde el nivel del piso, realmente no se podía ver nada… excepto el Magno Marco. Para quienes desean ver competencias automovilísticas, lo único posible era hacerlo por TV… como siempre, salvo que se disfrute del rallye y su folklore con sus típicas limitaciones específicas. Mi conclusión: el espectáculo fue planeado desde la mirada política, buscando un rédito que poder “mostrar” a nivel de espectáculo masivo, y no como un hecho deportivo de excelencia. La inmensa mayoría de asistentes no tenía la más mínima idea del tema, de la categoría, de nada. Daba lo mismo un recital. Por ende, no parece muy lógico forzar una carrera en un lugar inadecuado al solo fin de convocar masas. Eso me suena a otro tipo de evento.

El desarrollo de la competencia fue pobre, si bien por suerte el único golpe de consecuencias importantes fue en la demostración o show previo con los autos del año anterior. Lo que quedó demostrado es que en ese circuito los golpes son muy fuertes, y las consecuencias pueden parar la carrera o generar tiempos altísimos con auto de seguridad para poner las cosas en condiciones. Las chicanas agregadas a último momento fueron a mi parecer un exceso de precaución. De ser más suaves-abiertas y permitir algo más de velocidad de curva, el espectáculo hubiese sido algo mejor, las frenadas descontroladas algo menores, y la posibilidad de golpes con curvas de radios más abiertos no hubiese sido preocupante. La consigna de “no hagan olas” por parte de la categoría y la ciudad ante un circuito forzado y peligroso por las altas velocidades "emparedadas", terminó generando una carrera realmente magra. Si al Presidente de la Categoría y a quienes digitan las cosas desde el directorio se les ocurre reemplazar la otrora excelente (y perdida) fecha en el autódromo de la Ciudad de Buenos Aires por este callejero… se equivocan. Los parches para disimular errores de gestión se notan y mucho. Sacar conejos de la galera sirve para los magos, pero la magra presidencia plagada de errores de Peón no resiste miradas críticas ni parches.

Como corolario, hablando de los errores de Peón, poner en esa pista y muy crudos los autos con la nueva motorización es otro error garrafal. La llegada tardía del motor en noviembre y el único auto para probar en un escenario “normal”, determinaron en los hechos que no se pudiese hacer por parte de los equipos un trabajo intenso y a fondo como lo que la categoría merece y acostumbra. Las roturas de elementos a partir de las vibraciones generadas por tanta potencia en un piso callejero e inadecuado fueron la frutilla de la torta. Por suerte poco más de la mitad del parque de autos pudo terminar. Ayudó mucho la alta cantidad de vueltas con auto de seguridad. A régimen pleno, tanto los problemas “recién descubiertos” como la duración de las cubiertas en ese régimen, habrían determinado un final muy deslucido y con pocos participantes cruzando la meta. Muy triste. Los ayudó la suerte. Si insisten, puede que la siguiente carrera no les sea tan favorable. Deportivamente, en ese escenario no hay mucho que se pueda hacer. La competencia jamás tendrá una calidad comparable a la de un buen autódromo.

Molestar a vecinos y ajenos durante tanto tiempo, entorpecer e impedir la logística de reaprovisionamiento de los comercios afectados, enloquecer el tránsito… para gastar más de 18.000.000 de pesos que mejor podrían haberse volcado en el autódromo de la ciudad para dejar estructuras permanentes… me parece el mayor de todos los despropósitos. Lo mire por donde lo mire, me parece el más caro y absurdo de los caprichos.

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