viernes, 21 de octubre de 2011

Un campeón no se discute…

Un campeón no se discute…

… solo el tiempo los aquilata y los coloca en un contexto realista.

Mucho se piensa y habla de un campeón como Vettel sobre un auto tan superlativo como el RBR. En un deporte como el automovilismo deportivo actual no hay campeones sin medios mecánicos de excelsa calidad y estructuras de alta tecnología empleando centenares de personas.

Hoy la misión del piloto es no cometer errores y tratar de ser mejor que su compañero. Así de simple… siempre y cuando al compañero se le den exactamente los mismos elementos y apoyo. Cualquier mínimo desfasaje en la puesta a punto puede significar esas pocas milésimas por vuelta que construyen y consolidan una clasificación y/o una carrera.

El justo campeón de F1 actual pagaba el año pasado innumerables errores personales y solo pudo solventarlo en base a la abultada “billetera tecnológica” de su medio mecánico. Su compañero le respiraba en la nuca desde un espacio "no mimado" en las preferencias del equipo. Este año los escalones estuvieron más marcados. Puede que por mejorar Vettel, por decaer Webber, por diferencias en los autos… o por una suma de todo ello.

Vettel padecerá por unos años parecidas observaciones que las que tenían por objeto a Schumacher en la era de la “Supremacía Ferrari”… Tal vez lo alcance o supere… tal vez no. Coincido con lo expresado por Ross Brawn: “Veremos lo que hará cuando no tenga el mejor auto”. Como todo en la vida, será el tiempo lo que pondrá las cosas en perspectiva y lo mostrará como probablemente lo recuerden en las décadas por venir.

En el terreno del recuerdo y las perspectivas, un grande como nuestro Lole Reutemann vio agigantada su figura con el paso de los años, el respeto de los especialistas y la comparación objetiva con compañeros de equipo y contrincantes. De no ser por las consecuencias indeseadas de su decisión de no acatar el cartel “Jones-Reut”, (el ¿sabotaje? a su caja de cambios), tendríamos un muy honorable campeón argentino en la máxima. No solo eso, sino un “SEÑOR” con mayúsculas no solo en el deporte sino en la vida. Algo que solo el paso de los años confirma.

Otro ejemplo de máximo campeón es nuestro “Gigante de Arrecifes, Norberto Fontana”. Nadie puede negar sus conquistas, virtudes y capacidades… apenas algunos discuten su estilo agresivo, siendo esto mismo agradecido por los aficionados. Lo que no se puede olvidar es la definición de su corona de TC2000 de la temporada 2010. Eso si que fue sobrepasar las limitaciones matemáticas exprimiendo hasta la última gota de rendimiento a un auto que no era el mejor, mientras llevaba al error a quien las tenía más fáciles. El paso del tiempo pone las cosas en perspectiva y Norberto es cada día “un poco más gigante”.

Volviendo a Vettel, la maduración y el pulido de rispideces que ella conlleva, probablemente muestren a un hombre mejor aún el día que se siente en un auto de segunda línea. Solo él podrá demostrar si está a la altura del desafío de andar en el medio del pelotón y desarrollar un auto con déficit tecnológico.

Luis A. Buccino

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